La pasta carbonara es el emblema de la cocina romana.
Este plato emblemático combina huevos y queso pecorino romano, mezclados enérgicamente hasta obtener una crema aterciopelada.
El toque final lo da el guanciale local, crujiente y sabroso, que añade una nota irresistible.
Los orígenes de la carbonara están rodeados de misterio.
Algunos la atribuyen a los Carbonai (Carbonari en dialecto romano), mientras que otros la relacionan con los soldados americanos de la Segunda Guerra Mundial.
Pero lo que es indiscutible es que la mejor carbonara se come en Roma.
LUGAR RECOMENDADO: Roscioli, Via dei Giubbonari 21
Los Tonnarelli cacio e pepe son un plato emblemático de la cocina romana, caracterizado por una cremosa salsa de pecorino y pimienta negra.
A pesar de la sencillez de los ingredientes, la preparación requiere habilidad: el queso pecorino y la pimienta se añaden a la pasta recién cocida y se mezclan con un poco de su agua de cocción, removiendo enérgicamente hasta conseguir una consistencia perfecta. Los orígenes de este plato se remontan a los pastores, que llevaban consigo en sus viajes ingredientes esenciales como pimienta y queso de oveja.
Cuando llegaba la hora de comer, cocían la pasta sobre un fuego improvisado y la sazonaban con queso y pimienta negra, removiendo enérgicamente.
Así nació un plato que sigue siendo un símbolo entrañable de la tradición culinaria romana.
LUGAR RECOMENDADO: Tonnarello, Via della Paglia, 1/2/3
La pasta alla gricia se considera una versión ancestral de la carbonara, pero sin utilizar huevos.
Este plato, de orígenes más antiguos que la carbonara, se caracteriza por tres ingredientes principales: queso pecorino romano, pimienta negra y tocino guanciale.
Estos elementos se combinan para crear una salsa rica y sabrosa que hace de la gricia una verdadera obra maestra de la tradición culinaria romana.
LUGAR RECOMENDADO: Cesare al Casaletto, Via del Casaletto, 45
La Amatriciana suele describirse como una gricia enriquecida con tomates cherry.
Este plato toma su nombre de la ciudad de Amatrice, famosa por la calidad de su guanciale, sin dejar de ser un pilar de la tradición culinaria romana.
Con la introducción de los tomates en la cocina italiana, la amatriciana combinó estos frutos con ingredientes clásicos romanos como el guanciale y el queso pecorino, creando un plato que, aunque mantiene similitudes con la gricia, tiene su propia singularidad y un sabor irresistible.
LUGAR RECOMENDADO: Osteria Fernanda, Via Crescenzo Del Monte 18/ 24
El abbacchio alla scottadito es un plato clásico de Pascua, pero también apreciado durante todo el año.
Consiste en chuletas de cordero joven marinadas y luego asadas a la parrilla, que se caracterizan por un sabor delicado.
El nombre “scottadito” se debe a que se come caliente, tanto que escama los dedos.
Lugar recomendado: Hostaria Isidoro, Via di S. Giovanni in Laterano, 59/A
También conocido como “Quinto Quarto”, el rabo de buey alla vaccinara es un plato típico romano a base de rabo de buey estofado.
Originario del Rione Regola, este plato incluye rabo de buey guisado con cebollas, zanahorias, apio, vino y tomates, y a veces pasas sultanas y piñones, con una cocción lenta de al menos 4-5 horas.
Lugar recomendado: Trattoria Da Enzo al 29, Via dei Vascellari 29
Alcachofas alla giudia y alla romana
Los carciofi alla giudia son una especialidad del gueto judío de Roma, que se fríen después de remojarlos en agua y limón.
Las alcachofas a la romana, en cambio, se cuecen en una sartén con ajo, perejil y menta, sin freírlas.
Lugar recomendado: Armando al Panteón, Salita de’ Crescenzi 31
Puré de achicoria
La achicoria ripassata es una sencilla guarnición de la cocina del Lacio, conocida por su fuerte sabor.
La achicoria se hierve primero y luego se saltea en una sartén con aceite, ajo y perejil.
Lugar recomendado: Trattoria La Rustica, Via Bolgheri 55
Trapizzino
Inventado en 2009 por Stefano Callegari, el Trapizzino es un bolsillo de pizza blanca relleno de especialidades romanas, como pollo cacciatora o callos a la romana.
Este sabroso bocadillo está disponible en varios locales de Roma, otras ciudades italianas e incluso en Nueva York.
Lugar recomendado: Mercato Centrale, Via Giovanni Giolitti 36
Maritozzo
En la época romana, el maritozzo era un pan dulce con un anillo u objeto de oro en su interior, como prenda de amor.
Hoy es un pan dulce relleno de nata y espolvoreado con azúcar glas.
También hay versiones saladas, ideales para almuerzos o aperitivos.
Lugar recomendado: Regoli, panadería histórica cerca de la Piazza Vittorio
Tarta de muérdagoole
La tarta de guindas, una tradición judeo-romana, está hecha de masa quebrada con mermelada de guindas y crema de requesón.
Las guindas, un tipo de cereza de sabor ácido, hacen que esta tarta sea única.
Creada en el siglo XVIII para eludir las prohibiciones papales sobre la venta de productos lácteos, la tarta es una verdadera joya de la repostería romana.
Lugar recomendado: Forno Boccione al Ghetto
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